miércoles, mayo 25, 2005

El retiro del trabajo campo

El retiro del trabajo campo

Una reflexión post-etnográfica.

He venido meditando mucho tiempo a cerca de este tema, la finalización de mi trabajo de campo, el punto final, escribir finalmente mi tesis, presentar resultados, en definitiva cerrar un ciclo, el cual yo he prolongado mas de la cuenta. Y como no iba a ser así? si en definitiva quería tomarme mi tiempo, quería tener el tiempo suficiente, sin apuros para observar como era el movimiento de de las vidas los habitantes de los rucos, que tanta movilidad podrían alcanzar en un año o tal vez dos?, bueno ya llevo mas de tres años observando al mismo grupo social, mis propios vecinos, cuyas grandes diferencias con mi modo de vida habitual son solamente un conjunto de practicas culturales, que no dejan de ser muy significativas y distintivas. De hecho es evidente que compartimos distintos paradigmas socio-culturales, y esa distinción - de clase social como diría el viejo Marx -, se hace todavía mas patente en este momento que ha cesado mi interés por el trabajo de campo, o mejor dicho mi urgencia por ir a visitarlos. De hecho han pasado por lo menos cuatro meses en los cuales no los he ido a visitar directamente a sus rucos. Me produce molestia el solo hecho de pensarlo, y no es que les tenga mala onda. Todo lo contrario. Pero soy yo el aproblemado, un reloj, una cuenta regresiva, una bomba de tiempo a punto de estallar, tengo que terminar mi Tesis y no quedarme pegado. Tengo una obsesión compulsiva por los procesos eternos, siempre estoy aferrado a las continuidades, me cuesta terminar, tiendo a apegarme en los afectos, y los solidifico a través de relatos míticos de un pasado fundacional ( el encuentro primero, el reconocimiento). Pues luego me cuesta partir, y al parecer para escribir una etnografía y no quedarse solo en un relato descriptivo ( lo cual puede ser una opción mas fácil), hay que tomarse un momento de distanciamiento, al menos psicológico. Tampoco se trata de un rompimiento definitivo y nunca es en mala, no es un abandono del etnógrafo ingrato, y tampoco uno es asimilado finalmente en la cultura de estudio (aún que también esta es una opción, disolver al etnógrafo y asimilarse a la cultura observada). Pero definitivamente este no es mi caso, me rayaron la cancha de partida,- “tu eres otro”- y me lo enrostraban siempre, sin embargo pude ser amigo compartir muchas cosas siempre desde un ámbito transcultural, pues siempre manejábamos códigos propios y distintivos. Yo trataba de empatizar con ellos con todo el alma y ellos se dieron cuenta, se sorprendieron y me acogieron con extrañeza y con desconfianza al comienzo, pero una curiosidad mutua, y sobretodo un sentimiento de acompañamiento y de sincero interés mutuo, nos dio la confianza mutua para exponer nuestras intimidades, fuimos confidentes, solo que yo registraba, grababa y anotaba sistemáticamente estos encuentros como si fuera un espía, a pesar de haber conversado muchas veces a cerca de mi estudio, y de que ellos confirmaran su aprobación y su compromiso en ayudarme en esta tarea, en cierta forma me sentía incomodo. Siempre me a gustado la idea de ver la etnografía como un dialogo intercultural y motivar una conversación de igual a igual, cara a cara, y así construir una etnografía lo mas participativa posible. Pero en este caso, en mi primera etnografía esto no resultó demasiado, tal vez yo no pude motivar lo suficiente la participación de ellos, o sencillamente yo estaba mas motivado con el tema, y esa dinámica les resultó cómoda a ellos, yo en un principio al comenzar a hacer el video les pasé la cámara, la observaron como una curiosidad, algunos se interesaron un poco mas, pero estuvieron mas interesados en que yo los registrara haciendo cosas, grabando eventos significativos para ellos, como festejos, juegos, ceremonias, trabajo, etc. Algunos eran mas buenos para conversar y les gustaban las entrevistas largas y tendidas, llenas de anécdotas, a otros les gustaban las conversaciones grupales, y a otros los mas callados les gustaba simplemente estar presentes y acotar algunos relatos sueltos. Pero finalmente me acomodé a sus dinámicas, para que estuvieran lo mas cómodos posibles, ya si se fueron dando los dialogos y las grabaciones del documental. Era una operación conciente y al mismo tiempo inconsciente, sobre todo cuando pasaba el tiempo y ciertas dinámicas se repetían y surgían algunas variaciones, nuevos relatos, nuevos datos. Suena muy frió así, pero así pensaba una parte de mí, una parte conciente de este desdoblamiento ante la experiencia del campo. Hace poquito acabo de leer un texto de Ángel Aguirre Baztán en el cual hablaba a cerca de la “esquizofrenia del trabajo de campo” y me sentí plenamente identificado, y en dicho texto habla del “retiro del campo” como un punto metodológico que debe ser abordado con el cuidado que se merece. Yo nunca me habría imaginado a cerca de esta dificultad de romper con un trabajo que al mismo tiempo es una relación sentimental, en la cual uno ha puesto toda su sensibilidad para empatizar con el otro, y ponerse en su lugar ( ojo no remplazar el lugar del otro), pero este ejercicio si uno lo hace en profundidad y no pones tus distancias te manda a la cresta, y eso hice yo, me entregué en profundidad, y quiero a mis amigos pero al mismo tiempo siento una incomodidad por los requerimientos que ellos me hacen sentir, o lo que yo imagino que ellos desean de mí, bueno la cuestión es que creo que yo he provocado una cierta decepción con mi alejamiento de ellos, algo que se ha producido naturalmente en mi, pero que a ellos les llama la atención, y me recriminan:

- “Por que ya no vienes a vernos, nos has olvidado”- me preguntan-.

- “estoy muy ocupado escribiendo la Tesis y haciendo miles de cosas” - les contesto –

y no quedan muy conformes, entonces les digo, - “pero si quieren me pueden llamar por teléfono”. Pero ellos nunca me llaman, y solo nos encontramos en la calle por casualidad, nos saludamos cambiamos unas cuantas palabras pero yo estoy siempre ocupado, corriendo y no estoy disponible para ellos, con el tiempo al que ellos están acostumbrados (es doloroso pero es la verdad), tengo ahora otras urgencias y otras prioridades, pero ellos no me entienden, o lo entienden y por eso les duele mas mi alejamiento.( tal vez deben pensar, - claro ya consiguió lo que quería -) y no deben estar muy lejos de la verdad, pero creo que esta es una realidad horrible. Ellos tienen mucho tiempo libre, o se lo hacen sin mucha complicación, para conversar y compartir. Debo reconocer que entre ellos son mucho más sociables de lo que soy yo con mis pares, inclusive casi no veo a mis amigos del alma. Hace mas de 5 años que casi no comparto con mi compadre Romo, y mi gran amigo Manuel, es decir no he compartido con ellos en profundidad como yo quisiera, o tal vez me complico y no invito a nadie a mi casa, por tonterías tales como, que no tengo plata para atenderlos bien, o que la casa esta muy desordenada e indecente para recibir visitas. Al parecer ese pudor me lo ha inculcado mi esposa. Y tristemente casi no veo ni comparto con mis amigos, de puro gueón, desde que estoy casado. Tal vez por esta situación anormal ellos no me entienden, y tal vez no se puedan imaginar que yo sea tan distante con ellos, como lo soy con mis otros amigos. Es difícil reconocer que uno no es un tipo muy amigable, y que durante un periodo de trabajo de campo uno dedique una porción de tiempo sustantiva, a cultivar una amistad intencionada, (es la verdad aun que suene horrible), pero que amistad no es en cierta forma intencionada?. En este caso ellos mis amigos nuevos, los de los sitios eriazos , me interesaban por sus historias de vida, y por todo lo que representaban en mi. La encarnación de mitos tales como: “los desposeídos”, “los de abajo”, “los marginados por el sistema”, “los que no se venden al mercado”, y todas esas ideas que le atribuimos a los “pobres del mundo”, quienes serían la encarnación de la maldad del sistema, y con quienes se supone que deberíamos simpatizar Todos los libre pensadores, progresistas y demás mesiánicos que hablamos de la liberación del oprimido. Lo digo irónicamente, pero me duele en el alma, creo sinceramente que “ellos” nos necesitan, (tanto como nosotros a ellos) y no es por caridad o humanitarismo, no es algo tan sencillo como comprarle el cuento al padre Hurtado por una onda cristiana y compasiva, (lo cual es muy respetable) pero creo que es algo mas profundo todavía. Los movimientos de izquierda también han asumido la bandera de lucha de los pobres y tampoco ha pasado nada, salvo sensibilizar sobre el tema, pero después todo cae en una inercia social, que termina validando en practica la existencia de la segregación social. No creo que sea todo por el simple hecho que la cultura de los mas media en cierta forma han invalidado “la lucha de clases” o al menos la han relativizado hasta tal punto que es casi imperceptible, inofensiva o solo es tratada oblicuamente por la trama de una teleserie estereotipada en la que la empleada se mete con el patrón. Las distinciones de clase social o distinción socio-cultural, o como se le quiera llamar ahora, la he vivido patentemente en este terreno.

Retirada del campo.

La etnografía esta sangrando.

Los perros ladran.

Retorno a la residencia.

Llueve sobre la tierra y el cemento.

Ayunar, esperar, meditar y escribir un desgarro.

Seria sencillo pensar:

“El capitalismo nos cagó la vida”

como dice un rayado.

Llueve sobre mojado.

1 comentario:

Anaís dijo...

Di una miradita por tu blog, fue bastante grato, mientras leía este post me parecía escuchar la voz de uno de mis buenos amigos, de "Los Intelectuales", (un par de profes universitarios del area de las ciencias sociales)

El término "etnografía" m fue incorporado a fuerza de horas de no "cachar ni una", en principio, las enimagmaticas conversas del parcito aquel. Con años de convivencia y prestando atención a los subtítulos de esas "espesas" conversaciones, Esta pobre "tecnóloga" terminó, incluso , apropiándose de algunos de sus terminillos tan particulares...

Buenos recuerdos, con decirte que más de alguna vez mi barrio casi fue "víctima" de los trabajos de sus alumnos.
Incluso, entre bromas, mi familia estuvo a punto de inspirar la versión chilena del librito de Oscar Lewis, jajaj seria algo así como "las hijas de (mi apellido)", ¡¡¡que freak¡¡¡¡

Abrazos...
nos estamos leyendo.

Ojala tengas más tiempo para escribir.